En el mundo de la repostería, la precisión no es solo una recomendación; es una promesa de éxito. Si bien puede parecer un arte mágico, la pastelería es, en esencia, una rama de la química y la física. Y donde mejor se evidencia esto es en la herramienta más fundamental de todas: el molde. Los moldes de pastelería, aun cuando tengan el mismo número en el envase, no siempre tienen la misma capacidad si cambian de forma. Esta diferencia es crucial cuando se busca la perfección, especialmente al migrar una receta de un molde redondo a uno cuadrado o viceversa.
A la hora de compartir una receta, lo correcto es ser lo más específico posible: indicar el tipo de molde a utilizar, su diámetro o lado, su profundidad, y su material. No sólo cambian los tiempos de cocción de un horno a otro; incluso el material y la forma de los moldes pueden modificar drásticamente el resultado final.
El Mito del Mismo Tamaño: Por Qué la Forma Importa
Precisamente en pastelería es donde más exactitud se necesita, tanto en el peso de los ingredientes como en las temperaturas de cocción y los volúmenes, para obtener un resultado excepcional. Esto no implica que si lees una receta de un bizcochuelo que se elabora en un molde redondo de 23 centímetros de diámetro y tú lo preparas en un molde cuadrado de 23 centímetros de lado, el bizcocho vaya a resultar arruinado. Pero debes saber que la masa no responderá igual.

La clave está en la capacidad: un molde cuadrado tiene más capacidad o volumen que un molde redondo con la misma medida de base. Esto se debe a que las esquinas del cuadrado añaden una cantidad significativa de área y volumen que el círculo no tiene. Por lo tanto, si usas la misma cantidad de masa en el molde cuadrado, la masa estará más esparcida y baja, el calor no lo recibirá del mismo modo, y aunque seguramente obtengas un buen bizcochuelo, su altura y textura no serán iguales que las esperadas en la receta original.
La homogeneidad en la elaboración de bizcochuelos, tortas o tartas es el objetivo de todo pastelero, es decir, que siempre que hagamos una receta, el resultado sea idéntico. Evidentemente, no siempre tendremos el tipo de molde exacto especificado en la receta. Por eso es vital para cualquier repostero novato o curioso conocer las equivalencias aproximadas de un molde redondo y un molde cuadrado, y, lo que es aún más importante, la fórmula matemática para adaptar cualquier cantidad.
Se calcula que, en promedio, un molde cuadrado tiene alrededor de un 25% más de capacidad que un molde redondo, asumiendo que ambos moldes tienen la misma profundidad. Esta regla práctica es el punto de partida que necesitas.

Guía Rápida: Equivalencias Aproximadas de Moldes (De Cuadrado a Redondo)
Si la receta requiere un molde redondo y tú solo tienes uno cuadrado (o viceversa), esta guía te ayudará a tomar una decisión rápida. Recuerda que, si en una receta nos indican un molde redondo de 23 centímetros de diámetro, para su equivalente en un molde cuadrado, deberemos disponer de un molde de unos dos o tres centímetros menos en el lado.
- Cuadrado de 13 cm = Redondo de 15 cm
- Cuadrado de 15 cm = Redondo de 17 cm
- Cuadrado de 17-18 cm = Redondo de 20 cm
- Cuadrado de 20 cm = Redondo de 22-23 cm
- Cuadrado de 22 cm = Redondo de 25 cm
- Cuadrado de 25 cm = Redondo de 27-28 cm
Esta tabla te salvará en muchas ocasiones, pero si quieres la perfección, necesitas la fórmula que te explicaremos a continuación.

La Herramienta Maestra: Cómo Adaptar las Cantidades de Ingredientes
Cuando quieres hacer un bizcochuelo de distinto tamaño al de la receta original, o en una forma diferente, lo que realmente buscas es un bizcocho que sea igual de alto y esponjoso, pero con una base diferente. Esto requiere cambiar la cantidad de masa.
Para lograrlo, no nos enfocamos en el volumen total (que varía según la forma), sino en la superficie de la base, ya que esta es la que determinará cuánto se esparcirá tu masa antes de levantarse. La regla es simple: si la superficie de tu molde es el doble de la superficie de la receta, debes duplicar todos los ingredientes.
Paso 1: Cálculo de la Superficie (Área de la Base)
- Molde Circular: Se calcula multiplicando el radio (la mitad del diámetro) por sí mismo y por el número pi (π es aproximadamente 3.1416). La fórmula es: Superficie = Pi x Radio x Radio.
- Molde Cuadrado: Multiplicar la medida del lado por sí misma. Superficie = Lado x Lado.
- Molde Rectangular: Multiplicar la medida del lado más largo por la del lado más corto. Superficie = Lado Mayor x Lado Menor.
Paso 2: Obtener el Factor de Conversión (El Número Mágico)
Para calcular las nuevas cantidades de ingredientes que necesitarás, solo tienes que aplicar el factor de conversión, que se obtiene dividiendo la superficie de tu molde entre la superficie del molde que se usó en la receta:
Factor de Conversión = (Superficie de nuestro molde) / (Superficie del molde de la receta)
El resultado de esta división es el número por el que hay que multiplicar las cantidades de absolutamente todos los ingredientes de la receta original.
Ejemplo Práctico para Molde Redondo
Imagina que la receta original usa un molde redondo de 20 cm de diámetro. Tú quieres usar un molde de 24 cm de diámetro.
- Superficie de la Receta (20 cm): Pi x (10 cm)2 es aproximadamente 314 cm2 (Usando radio de 10 cm)
- Superficie de Tu Molde (24 cm): Pi x (12 cm)2 es aproximadamente 452 cm2 (Usando radio de 12 cm)
Aplicando el factor de conversión: Factor = 452 / 314 es aproximadamente 1.44.
Esto quiere decir que por cada 100 g de un ingrediente en la receta original, tú usarás 1.44 x 100 g = 144 g. Si la receta pide 3 huevos, usarás 3 x 1.44 = 4.32 huevos (en este caso, redondeas a 4 y ajustas el líquido). ¡Es una herramienta infalible!

La Tabla Salvavidas: Multiplicadores Rápidos para Moldes Redondos
Para que no tengas que calcular el radio y Pi en cada ocasión, esta tabla de conversión ya tiene las áreas pre-calculadas y te entrega el factor por el que debes multiplicar al moverte entre diámetros de moldes circulares comunes. Es una forma rápida de aplicar la fórmula básica.
Un Último Consejo para la Perfección
- Profundidad: Si cambias la capacidad, la altura de tu bizcocho podría variar, lo que afecta el tiempo de cocción. Si usas un molde más grande y la masa queda más baja, reduce el tiempo de horneado para evitar que se seque.
- Transferencia de Calor: Los moldes cuadrados y rectangulares tienen esquinas que reciben más calor que los redondos. Es una buena práctica envolver las esquinas con tiras húmedas de tela de hornear (o papel de aluminio) para evitar que se cocinen de más y se sequen.
Dominar la ciencia detrás de las formas de los moldes no es difícil, y haciendo uso de estas fórmulas y la tabla, ahorrarás mucho tiempo y evitarás el desperdicio. ¡Feliz repostería!